ELECCIONES

Sea como fuese, pero al fin pude ir a dormir con una sensación de tranquilidad y de satisfacción en lugar de con un profundo desasosiego. Un respiro hondo parece que no solo se apodero de mí, sino de otros muchos, principalmente y ante todo de catalanes como yo. Habían ganado los socialistas, pero ante todo se había evitado que el PP gobernase y además la victoria socialista no había sido por mayoría absoluta. La impresión es que los próximos cuatro años no seremos atacados, quizás tampoco respetados, pero al menos quién gobierne no será anticatalán.

Desde un prisma de quien vive en Catalunya y con mentalidad liberal, extraña la victoria del PP en el resto de España, es difícil de asumir que pasados más de treinta años desde la muerte del dictador, el franquismo sociológico siga imperando. Que Europa aún no haya sustituido a Franco, que el PP esté tan alejado de la derecha europea y que no tenga ningún reparo en separar a los españoles enfrentando a unos contra otros y que sea el anticatalanismo su principal ideología.

Tampoco la victoria socialista por Catalunya debe hacer pensar a sus lideres que aquí estamos satisfechos con lo que pasa, la aplastante votación a los socialistas (por parte de empresarios, trabajadores, jubilados, …) ha sido un voto contra el PP más que un voto prosocialista. Si hace años en Francia la gente votaba a Chirac (tapándose la nariz) para que no ganase Le Pen, en Catalunya la gente ha votado socialista para que no ganase el PP.

Pero no, han perdido los malos y respiramos tranquilos, aunque con cierta preocupación porque su discurso separador y enfrentador de comunidades ha ganado en casi todo el resto de España. Hemos visto al lobo, no puede hacernos nada en cuatro años, pero sigue ahí. Lo único que el PP ha hecho de bueno por Catalunya ha sido el unirnos a todos, a todos contra ellos, jamás los catalanes habíamos ido tanto “todos a una” como ahora, debe de ser cierto que cuando todo un pueblo esta en peligro, se olvidan diferencias y se marcha unido.

También me asombró ver a los concentrados frente a la sede del PP después de su derrota, los cánticos de “a por ellos”, algo nunca visto en el mundo mundial que después de una derrota se concentren para celebrar no se que y extiendan odio y rencor contra todo lo que no consideren que es de su entorno, léase prensa (insultos e intentos de agresión a periodistas de la Cadena Ser, El Pais y Público), léase ganador de las elecciones, léase catalanes en general. Más de un corresponsal extranjero quedo estupefacto e incrédulo al ver dicha concentración hija de la Plaza de Oriente. Nunca y en ningún lugar los perdedores salen a celebrarlo, cuando el Barça pierde la liga (cosa habitual) sus seguidores no salen a la calle a celebrarlo, tampoco los seguidores del Real Madrid van a la Puerta del Sol cuando pierden y en los dos casos de victoria del PP (1.996 y 2.000), las sedes socialistas parecían velatorios de alguien sin conocidos por la nula existencia de público. Pero bueno, ellos son así.

Esa misma noche, los que auparon al perdedor en su día, empiezan ha despotricar de el, a menospreciarlo, a atacarlo, a pedirle que se marche para así poner ellos a otro “mindundi”, a otro líder sin personalidad y fácilmente manipulable. Pero parece que el perdedor les plantará cara por primera vez, que quiere sacarse de encima a los ultras y poder hacer su equipo y no el tener que cargar con un equipo impuesto para manejarlo a su antojo. Quizás veamos la expulsión de los Zaplebes, Astarolas, Aguirres y demás. Quizás Pique vuelva y los Sirera y “kid” Albiol se apunten al INEM, pero solo quizas.