BARCELONA COOL

Hace unos días la revista alemana 'Der Spiegel', califico a Barcelona como la ciudad más “cool” de Europa, la ciudad europea más innovadora y que mejor responde a la conjunción de las 3Ts (tecnología, talento y tolerancia). Una ciudad para vivir y para hacer negocios y con un futuro espectacular.

Realmente para los que habitamos en la capital de Catalunya, estas opiniones de la revista más importante de Europa suponen un alivio en este periodo de baja autoestima que padecemos todos debido a los problemas de trenes, eléctricos y de otras índoles que nuestra estimada “cap i casal” ha padecido estos últimos meses.

Una de las características del “fet diferencial” catalán es el paso inmediato del cofoismo mas autocomplaciente a la depresión más absoluta, del optimismo postolímpico a la depresión actual y del “seny” a la “rauxa” sin paso intermedio. Sucesos que en época de optimismo pasarían desapercibidos o sin darles demasiada importancia, en el período pesimista actual dan la impresión de que el fin del mundo ya ha llegado. Recuerdo que hace años, en plena época optimista y olímpica, la caída de un rayo un día de verano en una estación eléctrica dejo no solo a un barrio de Barcelona sin electricidad, sino a toda Catalunya, lo que paralizó absolutamente la totalidad del transporte ferroviario, los hospitales y cualquier otra actividad. Ese apagón, en esa época optimista y olímpica no causo ninguna indignación y fue una anécdota simpática como el famoso (o famosos ya que son de carácter anual) gran apagón de New York o el que hace unos meses la eléctrica E-on causo en toda Alemania y norte de Francia. La situación de los trenes ya hace muchos años que es de carácter endémico, lo que hoy sufren los de la línea de Tarragona, hace 7 o 8 años lo sufrían con creces los de las líneas de Girona o Puigcerda, pero entonces estábamos en pleno proceso de euforia optimista. Salvo en la época de los 80 y principios de los 90 en la que la eficaz y competente Merce Sala presidía RENFE el transporte por tren ha sido siempre un desastre.

Con esto, la nominación de la ciudad más “cool” por parte de 'Der Spiegel' puede hacernos reflexionar de que si tantos jóvenes con talento se trasladan a Barcelona para vivir, que compañías de I+D+i se implantan en el 22@, que nos hemos convertido en la capital de la bicicleta superando a Ámsterdam, que si Woody Allen nos homenajea en una película y que cada año vienen más turistas, quizás no estemos tan mal y solo tengamos una ligera depresión interna.

Hace poco escribí que el periodista Geert Mak definió Barcelona como una mujer descuidada de ojos bellísimos y es totalmente cierto, es una ciudad antigua para jóvenes, una ciudad liberal y tolerante estimada por los más cosmopolitas y odiada por los fanáticos, rancios, casposos e intolerantes mesetarios españolistas, una ciudad respetuosa, progresista y liberal, que como la mujer descuidada de ojos bellísimos prefiere seguir teniendo un espíritu libre y crítico a un exterior pomposo, exuberante e imperial.